Rapero, actor, entrenador de fútbol. Al margen de su actividad, Snoop Dogg es una auténtica celebrity, un personaje cuya popularidad se plasmó en múltiples partes de los diarios del mundo. A saber: apareció en las secciones de música, cine, televisión, deportes y.... policiales. En su paso por Buenos Aires (para el Personal Fest), recibió a Clarín en el hotel Sheraton donde se alojaba y donde (entre otros escenarios) se filmaba su nuevo reality show (ver Un reality...).
"Pasen, pero van a tener que esperar", dicen asistentes y encargados del reality que también aguardan al californiano. "¿Mucho?", es la pregunta de los que lo esperamos. "Ja: se ve que no conocen a Snoop...". Es verdad, hasta ahora solamente tenemos sus datos "biográficos": 1) es conocido por ser un artista bastante excéntrico y popular que pregona un tipo de música: el gangsta rap. 2) Es productor de películas porno. 3) Tiene un curioso prontuario (la palabra "prontuario" es literal) por un largo proceso criminal. En 1993 fue arrestado como sospechoso de instigar la muerte de Phillip Woldermarian, un integrante de una banda rival. (Pero atención, en la nota no está permitido hablar esto: "Nada de sus problemas con la ley, ¿ok?").
Este último dato no es es menor: ejemplifica la esencia del gangsta rap, por lo menos en lo que era hasta ahora. Se trata de un subgénero que prioriza las historias de gángsters y de drogas y que influyó en los diversos estilos de hip hop. Por eso, y por un mensaje de rivalidad entre bandas, suele ser acusado de peligroso. Y, también por eso, Snoop se ocupa de enfatizar ahora (en la nota) su rol de Papá Noel amoroso: "A todos les doy amor y a todos los respeto. Cuando das amor, recibís amor. Es lo que soy: no tengo tiempo para pelear con nadie."
El gran amigo de Snoop fue históricamente Tupac Shakur, el mártir del gangsta asesinado hace más de diez años. Y a él suele hacer referencia el rapero en sus shows. Así pasó en el accidentado show de la primera jornada del Personal, cuando arengaba "¡Tupac!, ¡Tupac!" para que el público vivara a su compañero caído.
Pero volvamos al piso 22 de Retiro, cuando Snoop todavía no tocó y se saca las fotos y conversa. Aquí, como en el show, llega un par de horas más tarde de lo previsto. La explicación es... rara: "es que está con las bitches", explican sus asistentes de manera natural. Además de posar, el hombre contesta simpáticamente todas las preguntas. Después, se intriga: "¿Por qué me conocerán más, acá en Buenos Aires? ¿Por la música o por las películas?".
Snoop vino a la Argentina, también, para presentar su último disco, Tha Blue Carpet Treatment (en el que participan voces tan diversas como B-Real de Cypress Hill, Stevie Wonder y Damian Marley —uno de los muchos hijos de Bob—). "En este álbum traté de volver a sentirme cómodo rapeando sobre cualquier asunto y escribiendo canciones que me hacen sentir bien: se parece al primero porque traté de encontrar la misma vibra y de volver a la gente en la que encontré inspiración"
Ah, ¿como quiénes?
Como Curtis Mayfield, Marvin Gaye y raperos de antes.
¿Admirás a Frank Sinatra?
Sí, me encanta.
Lo llamaste "el gángster original..."
Sí, por su estilo. Estaba actuando con Sammy Davis Jr. y, en aquella época, la gente negra no era respetada. Pero él se encargó de que respetaran a Sammy. También admiro su música y lo que era como persona. Sobre todo, porque permitió que Sammy fuera uno de ellos: uno se siente bien cuando lo dejan ser parte y ha estado reprimido durante mucho tiempo.
En las antípodas de lo que personifica el gangsta rap, Snoop se convirtió hace rato en un mediador pacífico. En parte, gracias a un tratado de paz que organizó hace unos años llamado Western Conference y que involucraba a las bandas de la costa oeste. "Fue un hermoso día, nos reunimos todos los artistas de la zona, tanto de la vieja como de la nueva escuela y simplemente dijimos hoy vamos a ser uno solo, no nos vamos a enojar uno con el otro, vamos a ser una familia y, desde ese día vivimos juntos, hacemos música juntos y nos divertimos". Cuestión de "códigos", que sigue funcionando hoy. "No puede parar y no va a parar", dice sobre esta convivencia tranquila de grupos.
Mientras conversa, se comprueba: se parece a Snoopy, el perro de los dibujitos. En realidad, el verdadero nombre del rapero es Calvin Cordozar Broadus Jr. Pero, cuando empezó su carrera, se rebautizó Snoop Doggy Dogg porque de niño le gustaba el famoso perro y porque, también para su mamá, se parecía a él. Más adelante, en 1996, lo redujo.
Corrían los tiempos en que todavía se hablaba más de sus asuntos con la policía que de su música. Y, cuando aún no se lo veía involucrado en cuestiones sociales, que suele destacar ahora en su discurso, en contraposición a la política (que dice no interesarle). "No me llama para nada, no estoy ni con los republicanos ni con los demócratas, los raperos somos del motherfucker gangsta party", se ríe. Y los productores y técnicos del reality lo festejan porque la filmación nunca para.
Uno de los temas de los que más le gusta hablar es, precisamente, su participación activa en causas sociales. Lo hace gracias a su actividad como entrenador deportivo, al frente de la Snoop Youth Football League, para la que dona 2 millones de dólares al año. "Es mi liga: tiene 2.500 chicos de barrios marginales jugando al fútbol y tratando de seguir un camino diferente en la vida: me divierto mucho entrenando; me dicen Coach Snoop".
Y, obvio, también lo entusiasma hablar de su música y de su renovada alianza con otra leyenda del rap, su antiguo padrino Dr. Dre, con el que volvió a trabajar para Tha Blue Carpet Treatment.
¿Qué cambió desde tus primeros trabajos con Dr. Dre?
Me volví más independiente, hice música con muchos artistas y trabajé con distintos productores. Por eso, pude expandirme y hacer cosas distintas. En aquel momento todo giraba en torno a Death Row (la discográfica que editaba sus discos) y Dr. Dre. Ahora todo gira en torno a mí.-